La 39ª edición de los Premios Goya será recordada como una ceremonia en la que el equilibrio primó sobre el dominio absoluto, hasta que un giro inédito, el premio a Mejor Película fue compartido por dos producciones que representan lo mejor del cine español contemporáneo: El 47, de Marcel Barrena, y La infiltrada, de Arantxa Echevarría. Este desenlace, lejos de ser un accidente anecdótico, refleja una competencia de altísimo nivel y una selección de obras que han sabido tocar fibras sensibles en la audiencia y la crítica.

En una gala marcada por el tributo a la gran Marisa Paredes, la emotiva intervención de su hija, María Isasi, marcó un momento inolvidable de la noche. No menos impactante fue el discurso de Clara Segura, quien al recibir el premio a Mejor Actriz de Reparto por su papel en El 47, resaltó la importancia de la educación y la solidaridad en tiempos de incertidumbre. El reparto de premios fue un signo de justicia cinematográfica frente a ediciones anteriores donde una sola película acaparaba la atención, como Mar Adentro o La sociedad de la nieve. Esta vez, cada título destacado recibió algún reconocimiento. Tanto El 47 como La infiltrada con 14 y 13 nominaciones respectivamente, obtuvieron cinco premios cada una, reflejando la diversidad y calidad de sus propuestas.

La actriz Clara Segura agradece el premio a la Mejor Actriz de Reparto por El 47, durante la 39 edición de los Premios Goya de la Academia de Cine que se celebra este sábado en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada. Foto: EFE/Julio Muñoz
El cine social y comprometido encontró en El 47 una expresión potente. Inspirada en un hecho real, la película relata la acción de un conductor de autobús en 1978 que, al desviar su ruta para llevar a los vecinos de Torre Baró a sus hogares en el autobús 47, desató un debate sobre el acceso a los servicios públicos en los barrios marginados de Barcelona. Más allá de la anécdota, la película se convierte en un canto a la justicia social y la resistencia pacífica. Marcel Barrena, en un guiño de doble significado, señaló que el título también hace referencia al Artículo 47 de la Constitución Española, que consagra el derecho a una vivienda digna. Con una narración que mezcla lo documental con el drama ficcionado, la película destaca por su fidelidad histórica y la autenticidad de su puesta en escena.

El realizador Marcel Barrena tras recibir el Goya a Mejor película por su trabajo El 47 ex aequo con La Infiltradadurante la 39 edición de los Premios Goya de la Academia de Cine que se celebra este sábado en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada. Foto: EFE/Julio Muñoz
En un registro completamente distinto, La infiltrada es un thriller de espionaje basado en la historia real de una agente de la Policía Nacional que logró infiltrarse en ETA durante ocho años. Arantxa Echevarría maneja con destreza un relato de alta tensión, alejándose de los lugares comunes del cine político para centrarse en el aspecto humano de la protagonista. Echevarría, quien ya había dejado huella con Carmen y Lola, vuelve a destacar por su interés en los personajes marginados, aunque esta vez desde una perspectiva de acción y suspenso. La interpretación de Carolina Yuste dota al personaje de una profundidad psicológica que la aleja del arquetipo tradicional de «agente encubierta», sumergiéndola en un conflicto moral que potencia la complejidad del relato.
El desenlace de la ceremonia fue tan impactante como significativo. Cuando se anunció que El 47 era la ganadora del Goya a Mejor Película, la euforia se interrumpió abruptamente para aclarar que, por primera vez en la historia, el premio era compartido con La infiltrada. Este inédito empate subraya la riqueza del cine español y la dificultad de elegir entre dos obras que, si bien distintas en forma y fondo, han conseguido transmitir mensajes profundos y necesarios.

GRANADA, 08/02/2025.- Los equipos de la películas El 47y La Infiltrada tras recibir el Goya ex aequo a la Mejor película en la 39 edición de los Premios Goya de la Academia de Cine que se celebra este sábado en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada. EFE/Julio Muñoz
El cine español sigue demostrando su capacidad para innovar y conmover. El 47 y La infiltrada representan dos formas distintas de entender el compromiso social en el cine: una a través del testimonio de lucha urbana y otra desde la infiltración en una organización terrorista. Ambas historias, aunque ambientadas en contextos diferentes, convergen en su mirada sobre la resistencia, la valentía y la búsqueda de justicia. La 39ª edición de los Goya nos dejó una lección clara: no siempre es necesario un solo ganador cuando hay múltiples formas de contar una gran historia. Y si algo ha quedado claro en esta edición, es que el cine español sigue en su mejor momento, con relatos que desafían, conmueven y, sobre todo, nos recuerdan el poder del séptimo arte para cambiar la percepción del mundo que nos rodea.